EL CUERPO PERDIDO
CAPÍTULO 1
Soy el inspector Drake y mi
trabajo es averiguar qué ha pasado con el cadáver de George Washington.
Era un día sombrío en el cementerio.
Yo paseaba por allí enfrascado en el caso. De pronto, se movió algo detrás de
un matorral. Me acerque más para ver qué era y salió un perro de medio metro de
largo y treinta centímetros de alto. Tenía una mirada amenazadora y el pelo de
color negro azabache.
Se lanzó a mi pecho y de pronto
descubrí que era mi perro Bone.
Él me estaba ayudando con el
caso. Le había pedido que cuando encontrase alguna pista viniese. Lo que no
entendía es cómo podría haber encontrado pistas tan rápido. Le pedí que me
llevase hasta donde había encontrado la pista. En cuanto llegamos vi que era un
hueso.
-Bien hecho, Bone -le dije-. Podría
ser de Washington. Vamos al laboratorio a ver si Misty puede averiguar algo.
-¡GUAU!
Por como lo dijo me imaginé que
era que estaba muy entusiasmado.
Misty
era la forense de nuestro equipo.
En ese
mismo instante sonó mi teléfono. Era ella. Levanté el teléfono y le dije:
-Misty,
estaba a punto de llamarte.
-¿Qué
habéis encontrado? -me preguntó.
-Bone
ha encontrado una vértebra y creo que es de Washington ¿podrías mirarlo? -respondí.
-¡Como
no! -exclamó.
-Enseguida
voy.
En unos
minutos estuve allí.
-Aquí
esta, avísame cuando tengas algo. Yo voy a por un café.
-Vale -respondió.
Una
hora más tarde Misty me llamó para avisarme que ya sabía de quién era el hueso.
-¿Y bien, de quién es? -pregunté
-No es de George
Washington, es de Benjamin Franklin -me respondió.
-¡Benjamin
Franklin!
-Impresionante,
¿verdad?
-Ya te
digo -dije asombrado- .Voy a seguir investigando. Bone, ven conmigo.
-Vale,
yo seguiré averiguando cosas sobre el hueso -me respondió Misty.
En
cuanto llegué al cementerio le dije a Bone que siguiese buscando alguna pista.
Yo hice lo mismo, me puse a buscar pistas.
Pasaron
varios meses y aún no tenía más pistas. Me habían dicho que tendría que haber
resuelto el caso la semana siguiente o me despedirían. Me estaba poniendo muy
nervioso ya que solo me quedaba una semana. ¿Que podía hacer? Ya había mirado
por todo el cementerio y ni siquiera había encontrado la tumba de Washington
cuando, de pronto, encontré entre unos árboles una caseta de madera muy
extraña.
Entré y
encontré una lápida que rezaba: Aquí yace George Washington, primer presidente
de los Estados Unidos de América.
-Aquí
está, la tumba de George Washington -dije.
Cogí el
teléfono y dije:
-Misty,
he encontrado la tumba de Washington, ven a ver si consigues averiguar algo.
-Voy de inmediato -me dijo.
En un momento había llegado con todo un equipo del FBI (Oficina
Federal de Investigación).
-¿Por qué has traído a todo el FBI? -le pregunté.
-Ellos también forman parte del caso, recuerda. Además, les
debes un favor -respondió.
-Está bien, pero que no me interrumpan. Si me llegan a
interrumpir, se van.
-Vale, te prometo que no te interrumpirán, Drake.
CAPÍTULO 2
En media hora ya tenían todo instalado y en marcha. A mí me
habían puesto un despacho aparte, así que yo no escuchaba nada de lo que
decían. Además me habían puesto todo tipo de instrumentos de trabajo.
Mientras investigaba el hueso que le dejé a Misty vino un
agente a informarme que bajo la tumba de
Washington habían encontrado un pasadizo y que no sabían a
dónde llevaba. Me pidieron que les acompañase si podía.
Le pedí a Misty que siguiese investigando mientras yo no
estaba.
Cuando entré en la extraña caseta un agente que estaba allí
me levantó la tapa del sarcófago para que entrase al pasadizo.
El agente que me acompañaba me dio una linterna para que
pudiésemos ver por donde pisábamos. Después de lo que a mi me pareció un montón
de tiempo, llegamos ante una puerta con cerradura.
- Nosotros no hemos podido seguir. No tenemos la llave y
esperábamos que usted la tuviese -me informó el agente- .Por eso le hemos
pedido que viniese.
En ese momento me vino un recuerdo de mi de décimo cumpleaños:
mi abuelo me había regalado una llave y me había dicho que cuando llegase el
momento sabría dónde y cómo podría usarla. Ese era el momento para usar la
llave.
-Inspector, ¿está bien? -me preguntó el agente
-¿Eh? Si, estoy bien -respondí.
-Y dígame, ¿tiene la llave?
-Si, aquí la tengo.
-Muchas gracias.
Metí la llave en la cerradura y abrí la puerta. En cuanto
abrimos la puerta nos vino una corriente de aire caliente que nos recorrió todo
el cuerpo. Examiné toda la sala y vi que al otro lado había otra puerta, pero
esta no estaba cerrada con llave.
-Usted primero, agente -le dije.
Pasamos por la puerta y vimos unas escaleras que subían. Al
rato de estar subiendo vimos una trampilla y, en cuanto la abrimos, aparecimos
en un despacho muy iluminado. Asombrado dije:
-Este debe de ser el despacho oval, el despacho del
presidente George Bush hijo. Hay que volver para informar a Misty y a los
demás.
Volvimos y les contamos que el pasadizo llevaba al despacho
oval, el despacho del presidente de los Estados Unidos de América.
Prepararon una audiencia con Bush para informarle que había
un pasadizo que llevaba desde la tumba de Washington hasta su despacho.
CAPÍTULO 3
En cuanto le informamos sobre el pasadizo, el presidente
Bush dijo que lo había mandado hacer Obama, por que, a veces iba al cementerio
para ver la tumba de su abuelo. Mientras ellos hablaban, yo me fijé en que en
una pared había un retrato de Washington. Me daba la impresión de que escondía
algo.
-¿Hay algo detrás de ese retrato? -le pregunté.
El presidente dudó un poco pero para mi sorpresa dijo:
-Ahí detrás está el cuerpo de George Washington. Lo escondimos por
seguridad. Así si alguien intentase robar el cuerpo se encontraría un hinchable
de Washington.
-Una
pregunta, ¿dónde se consiguen los hinchables?
-En
cualquier tienda el día de los presidentes -me respondió el presidente.
-Gracias
por su colaboración señor presidente. Una cosa más, ¿no sabrá por casualidad
quién ha intentado llevarse el cuerpo del presidente?
-Creo
que ha sido vuestra forense.
-¡Misty!
¡Es imposible! Aunque tiene sentido. Llegó justo después de que me dijeran que
investigase el caso. Gracias de nuevo por todo.
-De
nada. Venid cuando necesitéis algo más -me respondió.
Cuando
volvimos, sin que Misty se diese cuenta, le dije al FBI que la detuviesen.
En
cuanto llegué a mi casa me dí un baño de espuma. Luego le dí a Bone su comida y
yo me hice la mía y me fui a la cama.
Me
dormí nada más cerrar los ojos pensando que el día siguiente iba a ser un día
normal, bueno lo normal que puede ser un día en mi trabajo.
FIN
ELÍAS RIZZO
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